lunes, 23 de septiembre de 2013

Regreso

Posted by Mercedes Mayol 2:26:00

Abre tus alas
Le dijo
Con sus labios de esmeraldas
Con ese filo sutil
De las promesas calladas
Cercó su piel de silencios
Acechando sus palabras
Sus senos estremecidos
Repletos de miel quebrada
Que manaba de su vientre
Hacia una luna escarpada
Los ríos se detuvieron
Atrapando su esperanza
de soles desesperados
Sobre unas sábanas blancas
Regreso,
Le dijo él
Y ella…
Plegó sus alas

©Mercedes Mayol
Copyright Buenos Aires

23 de septiembre de 2013

domingo, 22 de septiembre de 2013

Órbitas

Posted by Mercedes Mayol 21:58:00



Hay días donde me orbita el silencio convirtiendo mi labios en lunas crecientes, 

atrayendo hacia sí, todos los secretos y herejías...
Hay días donde orbito el silencio y me atraen mis lunas.
©Mercedes Mayol

sábado, 21 de septiembre de 2013

Siempre habrá shampoo ♥

Posted by Mercedes Mayol 2:14:00

Hay seres que Dios deja caer a la tierra, como esas semillas de diente de león que soplamos cuando niños pidiendo un deseo.
Caíste, flotaste, pululaste de vida en vida sin arraigarte a ningún lado. Tu hogar fue el mundo en sí mismo, como podría haber sido el cielo o el mar, daba igual.
Te has marchado, y hoy me pregunté por un momento, si alguna vez estuviste realmente. Recordé tu presencia intermitente, tu incapacidad de sentir rencor hacia nada y hacia nadie. Una anomalía producida por falta o sobrecarga de genes, ¿quién puede saberlo? Sólo aquel que te lanzó a este mundo con un destino tan insólito como tú. Quizás, no eras humana, quizás eras como esas estrellas ya extintas que se ven en el cielo pero ya no están, esas que han desaparecido hace miles de años y persisten en el recuerdo de un cielo pendenciero y rebelde que se niega a olvidarlas. Puedo decir sin embargo, que aún sin materia, o tal vez siendo, y esto es solo una teoría personal, materia pura y de una simpleza sorprendente, supiste parir misterios. Unos insondables como la mirada de un niño que nunca fue niño y otros profundos como esos lagos acerados que parecen no tener principio ni final. No tocabas, rozabas las vidas, y digo rozabas, por que no te aferrabas a nada, no echaste raíces, no te apoderaste del viento, por que vivías dentro de el. Eras como Withman, una semilla envuelta en un poema, una llama que se encendió un día y se fundió en su propio horizonte. Yo te recuerdo, te recordamos, te recordaremos… pendencieros, rebeldes, esperando encontrarte en un colectivo, o a la vuelta de la esquina con el poncho, el folklore, la sonrisa errante que viajaba de un lado a otro buscando ese lugar que seguro encontraste al irte a dormir, despertando del otro lado.
Puedo decirte a modo de hasta luego, y espero me lo recuerdes cuando nos volvamos a ver, que has dejado huellas, intangibles y de peso,  en este mundo que no comprende de miradas mansas y que esas huellas, marcaron mi vida y la siguen marcando, acompañando. Me quedo, si me lo permites, y espero lo hagas, con tu anomalía de estrella, con tu incapacidad de sentir rencor, con tus misterios y mansedumbre.
Y como aquel día, y esto es sólo para aquellos que te conocimos, te cuento:
- Hay shampoo…
Gracias por titilar en nuestras vidas.

Buen viaje estrella dormida.   

Mercedes Mayol
20-09-2013 Buenos Aires

miércoles, 11 de septiembre de 2013

11 de septiembre

Posted by Mercedes Mayol 23:55:00

El 11 de septiembre de 2001, me encontraba trabajando en el piso 18, en el buffet de unos famosos abogados, en la zona de tribunales. Recuerdo con nitidez el sol entrando por la ventana de mi oficina, la cúpula del Palacio Barolo,  el aroma a tabaco y café, las voces ahuecadas de la gente en sus propias oficinas y el apuro por terminar un informe para un banco de renombre. Recuerdo el fastidio que sentí por la interrupción del timbre del teléfono. Recuerdo levantarlo, poner el auricular en mi oído y la frase que me sobrevino después:
-          Estrellaron dos aviones contra las Torres Gemelas.
No comprendía lo que me estaban diciendo, no comprendí lo que estaba viendo cuando un minuto después entré en la sala de reuniones y miré las imágenes en la tv que se usaba sólo para presentaciones en ciertos casos judiciales. Era como una película, la gente gritando, el humo, la confusión, como Infierno en la torre, pero real. Luego el derrumbe y el silencio…ese silencio que precede al espanto, al dolor, al sinsentido.
Recuerdo que las lágrimas caían, mi mano derecha cubría mi boca, como intentando acorralar el grito de pena que bullía dentro, mientras mi izquierda, con los dedos crispados se aferraban al respaldo de una silla de la cual me sostenía, mientras las torres caían.
Recuerdo los comentarios, lejanos…
Por Dios…!
¿Es real?
No puede ser…
Yo no atinaba a reaccionar. Por primera vez en mi vida sentí miedo, un miedo apocalíptico, insano, irracional. No sabía que hacer. Me sentaba, me paraba, caminaba de un lado a otro y volvía a sentarme mientras la gente en la tv corría aterrorizada y gritaba. Vi una mujer que deambulaba aturdida en medio del polvo de huesos y cemento, gritaba, su boca abierta en una mueca de horror que me drenó hasta la última gota de cordura, perdida, ella, perdida yo, todos, en medio de las ruinas de una civilización que se devoraba a sí misma.
No terminé el informe, no terminé la jornada. Ninguno de nosotros lo hizo. Ellos, tampoco lo hicieron.
Aquella mañana las miles de personas que murieron, desayunaron en sus casas como nosotros, besaron a sus hijos, como nosotros, se despidieron de sus esposos, esposas, madres, padres, como nosotros, tomaron el bus, el subte, sus autos y fueron a sus trabajos, como nosotros. Solo que ellos no regresaron como nosotros.
Al día siguiente no pude ir a trabajar. No pude levantarme de la cama por que el mundo carecía de sentido. Los comentarios eran muchos, entre ellos supuró el “Se lo merecen”. Y comprendí aún menos. Por que nadie merece morir así. Nadie merece perder a sus padres, sus hermanos, sus esposas, sus esposos, sus hijos de esa manera violenta y voraz.
La política y los motivos egoístas de las guerras quedan fuera cuando se asesina a inocentes, al menos para mí. Nunca he comprendido las guerras. No las entiendo. No entiendo la violencia, el abuso, el desenfreno por un pedazo de tierra o una creencia diferente a la mía, o por que no nos ocupamos de darle de comer a los 35.615 niños que ese mismo día murieron de hambre en algún lugar del mundo.
No comprendo el porque de las madres sosteniendo en sus brazos los cuerpos sin vida de sus hijos o a los hijos llorando sobre el cadáver de sus padres.
No comprendo.
Recuerdo ese día como si fuese hoy, por que el día después del 11 de septiembre del 2001, cuando aún no se asentaba el polvo ni el dolor, en medio de la búsqueda desesperada de los cuerpos, me enteré que esperaba una hija. Recuerdo que me abracé a mi misma en un intento desesperado por proteger la vida que crecía dentro de mí, como en algún momento crecieron aquellas vidas que fueron arrancadas antes de tiempo por otros, que como ellos alguna vez, se abrieron paso a la vida, de un vientre como el mío en algún otro lado del mundo.
Tres años después, asistí al entierro de las víctimas de la República Cromañón. Y sufrí el mismo dolor que aquel día, solo que esta vez, el dolor de la muerte absurda tocó a mi puerta, estaba en casa y tenía otro rostro. El rostro de la desidia.
Pero era el mismo absurdo.
Era el mismo mundo.
Un mundo que se devora a sí mismo.
En el que nos devoramos unos a otros.
Este mundo.
El nuestro.

©Mercedes Mayol
Copyright Buenos Aires
11 de septiembre de 2013





lunes, 9 de septiembre de 2013

Creencias populares

Posted by Mercedes Mayol 0:02:00

Contrario a la creencia popular, 
Los corazones rotos, no suelen hacer ruido. 
Ciegos en medio de las sombras
Mascullan su silencio quebradizo
¿El porqué? Es un misterio
Cuentan las leyendas
Que el primero se devoró a sí mismo
Un marino errante, 
(de errores)
Si mal no recuerdo
Arrancó de su pecho los sonidos andrajosos
de su corazón herido
Y los arrojó al mar con él adentro
Unos días después fue encontrado 
(El corazón)
En una playa solitaria 
Por una doncella infiel
Que con sólo respirar
Latía silencios
Nimiedades
Sinsentidos 
Hueca por dentro
Cubierta de perlas 
Afeites
Insatisfacción 
Egoísmo
Tomó el corazón en sus manos
Se lo colgó al cuello
Y fue devorando con él 
cada amor que encontró en su camino
Cuando la doncella murió, 
De sífilis 
Y de olvido
El corazón se quebró
Y sin emitir sonido
Se devoró a la doncella
Condenándose a si mismo
A vivir entre los necios
Como si no hubiese existido

©Mercedes Mayol
Copyright Buenos Aires
08 de septiembre de 2013

jueves, 5 de septiembre de 2013

Salverdades

Posted by Mercedes Mayol 19:23:00

Quizás lo más difícil
no es mantener la verdad
Sino ocultar la mentira
Usar el traje de un difunto
No hace de la vida su destino
Dar vueltas a la izquierda
Compensar la derecha
Intentar los medios
Andar a tientas como aquel ciego
Colgar sus retratos en las paredes
Para admirarlos
Embriagarse con ellos
y odiarlos luego
El problema son los fantasmas
…Y es que tienen la mala costumbre
De jugar a los dados
con la cabeza de los muertos.
No,
lo más difícil no es escupir la verdad
Lo más difícil,
Es asistir a su entierro

©Mercedes Mayol
Copyright Buenos Aires

05 de septiembre de 2013

martes, 3 de septiembre de 2013


…La osadía la miró a los ojos
y tomando entre sus manos aquel rostro temeroso dijo:
–O vives con intensidad cada segundo de tu vida
desafiando la certeza de que morirás algún día...
o mueres cada día desperdiciando tu vida temiendo ese hecho inevitable...
decide... vive o muere pero no te quedes en medio estorbando el paso de un destino
que con o sin ti seguirá su camino...
Me he perdido. No logro salir de esta sensación de agotamiento que me embarga. No logro despejar la bruma que oprime mi corazón. Quizás es por eso que estoy en esta lancha, buscándome, intentando recordar quién era y para qué estoy aquí.
El sonido del motor me adormece, el agua turbia del río se mete en mi sangre y la furia comienza a recorrer mis venas, pero el miedo la contiene, como una represa que cruje bajo mi piel.
Me bajo del navío errante que me lleva a algún destino, dejo que la brisa acaricie mi cuerpo que se siente vacío y aletargado. Camino por el sendero húmedo rodeado de lirios, mientras su aroma me invade y me hechiza. Pero el temor sigue allí agazapado y mortal como una serpiente que no me deja en paz. Hace días que estoy así, sin poder dormir, sin poder comer, sin poder comprender que sucede a mi alrededor. Y ese murmullo persistente que ahoga un grito que no logro comprender.
Las lágrimas comienzan a brotar y me dejo llevar por la bruma del tiempo. Estoy cansada, muy cansada. Dejo que mi alma navegue azarosa por los confines de una eternidad que me es negada. La angustia oprime mi garganta y no me deja respirar, pero ya no lucho, está bien que suceda, está bien que me ahogue, porque soy vulnerable. Está bien que llore y me sienta sola. No hay error en ello… no. Eso descubro mientras mis pies desnudos tocan por fin el agua del arroyo que en este momento se encuentra como yo, turbio e inquieto… pero aun así en él me reflejo.
Levanto mis ojos al cielo, y la cortina de lágrimas difumina las frondosas arboledas y los rayos de un sol tímido y débil. Mi pecho comienza a ensancharse porque esas lágrimas que tanto he negado son parte de mí y ahora están derramándose y dejándome espacio para respirar. Sí… aún no me encuentro, no sé quién soy, a veces creo que una Diosa, mas hoy me siento una esclava. Quién soy me pregunto una y otra vez porque lo he olvidado, sumida en la marea eterna de rutinas y suaves murmullos que me llevan al letargo. Me veo a mí misma corriendo tras cosas que no deseo, comprando cosas que de nada me sirven, leyendo revistas de moda cuando en verdad amo los poemas. ¿Quién soy? ¿Cómo he llegado aquí?
–Respira… sólo… respira –dice una voz que reconozco como mía y aun así me resulta extraña.
Se acerca una tormenta y se que debería ponerme a resguardo. Pero hoy no deseo resguardarme, no deseo protegerme, no deseo esconderme, deseo morir porque si esto es vivir todo carece de sentido. ¿Quién soy? Se que nada tengo que perder y eso me enfurece… ¿Cómo he llegado hasta aquí?
Las gotas de lluvia comienzan a caer y no es alivio lo que siento si no furia, furia y deseo, pasión y descontrol. El agua me azota la cara y mis lágrimas se funden en ella. Me recuesto en la hierba mojada y extiendo los brazos mientras los relámpagos estallan en un cielo tan oscuro como mi alma. Una sensación de vértigo me invade de pronto, un deseo bestial y primitivo se sacude en mis entrañas. La vida comienza a fluir como un río de lava desbocado y me pongo de pie, con los brazos extendidos y el corazón latiendo furiosamente en mi pecho. La tormenta es cada vez más fuerte como el deseo descomunal que tengo de gritar y mientras un relámpago sacude las aguas del arroyo, mi garganta se desgarra en mil pedazos en un grito intenso y profundo.
Ponte de pie y camina.
Ponte de pie y lucha.
La voz se hace cada vez más fuerte, pero no soy yo, está dentro de mí, removiéndose en mis entrañas. No tienes nada que temer –susurra– lo peor que puede sucederte es que vivas. Lo peor es que te des cuenta de que estabas muerta y ya no quieras volver atrás. Reclama aquello que por derecho te pertenece, vida, deseo, pasión. Sueña y devórate la vida. La vida no admite permisos ni debilidades. Tómala por asalto y llévatela porque es tuya y fue creada para ti. ¿Es que no lo ves? Eres la matriz de la creación, de tu vientre nacen los sueños, de tu mirada se alimentan los héroes, reinos enteros han caído por ti y por ti miles de mundos han sido creados, de tu boca brotan los más bellos amaneceres y las más increíbles tormentas. Posee la vida, hazle el amor. ¡¡Despierta!! Vive, respira y expándete… Fuiste creada para ser Diosa no esclava, tú eres el río, eres la tierra y tu cuerpo se cubre de humedades por este deseo que te arrasa por dentro, déjalo salir…
Déjame vivir…
Ya no resisto, no quiero resistir. Ya no deseo dormir. Me revelo contra mí y a la vez me abrazo en un intento desesperado de sentir que esto es real. Las luces en el cielo iluminan mi cuerpo tembloroso. El temor se aleja, se difumina, con cada embate de los rayos que caen en el río. Siento la vida correr a través de mí y me abrazo aún más fuerte para no dejarla partir. Es una sensación dulce, violenta, salvaje, dentro de mí la hembra se abre camino y mi alma la desea… ¡Oh Dios, como la desea! …
Surge de la oscuridad de mi alma, brota desde la profundidad de mi sombra, emerge desde mi sangre pura, lujuriosa y sensual. Siento su poder apoderarse de mí y mi piel se eriza al sentir su cálido deseo cubriéndome. El temor se difumina, la presión cede, la voz se aplaca convirtiéndose en un murmullo cada vez más suave, diáfano como un rojo amanecer cubierto de rocío. El cielo se abre dejando que los rayos del sol bañen mi cuerpo desnudo, ella está aquí. Levanto mis ojos al cielo mientras una sonrisa dulce y perversa curva mis labios. Camino hacia la cabaña, me siento frente a la mesa, tomo un lápiz y un papel y comienzo a parir.
El arte es un dios lujurioso y despiadado. Mata a su amante, la preña y la vuelve a parir. Sólo así logra sobrevivir.


domingo, 1 de septiembre de 2013


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